Contra las cuerdas, rival grande para el Barcelona... nada nuevo

El Barcelona afronta su última jornada de fase de grupos en Champions con el aliciente de matar o morir en argot futbolístico. Los culés deben ganar al Bayern Múnich para no depender del Benfica y acceder a los octavos de final de la competición, pase que además de lo deportivo, tiene mucho peso económico por la realidad del club.

Los culés conocen perfectamente lo que estar con el agua al cuello y la situación más reciente fue la campaña pasada en plena llegada de Laporta. La ida ante el PSG en octavos finalizó con marcador adverso de 1-4 y la vuelta, en París, se saldó con marcador de 1-1 y una mejor sensación del equipo.

Lo que posiblemente sea más recordado para los culés está en la eliminatoria de la 2016/2017 también ante el PSG. Neymar todavía vestía de azulgrana y la ida finalizó con un 4-0 monumental en París, pero la vuelta en el Camp Nou fue una locura y terminó con marcador de 6-1, la foto inolvidable de Messi con la afición y un Sergi Roberto pletórico marcando el de la victoria.

También figura aquella semifinal de 2009 ante el Chelsea, uno de los rivales más duros de aquellos años para los catalanes. Iniesta marcó un golazo en Stamford Bridge para bajar el telón y dar ingreso a una final europea que además fue un auténtico paseo culé ante el Manchester United de Cristiano, Rooney y Tévez.

Pero también la suerte juega en contra del Barcelona como en las recientes eliminatorias que ha disputado a doble partido. El Liverpool y la Roma pueden dar fe de ello cuando lograron remontar un 3-0 de la ida y dejar KO a los culés, cuando todo el desastre apenas comenzaba a verse en el equipo.

Solo uno

Esta vez las cosas no pintan tan negativas o en contra ya que el Bayern tiene bajas sensibles para el encuentro, el estadio no tendrá público y en el Benfica se viven horas bajas con la continuidad de Jorge Jesús, caldo de cultivo perfecto para el beneficio de los culés, que podrían jugar de nuevo la Europa League 17 años después.