El juego caótico de Dembélé hace más imprevisible al Barça

Ousmane Dembélé no firmó un partido brillante este miércoles contra el PSV Eindhoven, pero a pesar de ello con su aportación el FC Barcelona logró estirarse más en ataque, generar peligro al contragolpe y tener una dosis de imprevisibilidad con el jugador francés sobre el terreno de juego, debido a la anarquía que a veces personifica a nivel posicional.

Dembélé partió normalmente desde la banda derecha, pero de allí se marchó hacia el centro en más de una ocasión y protagonizó algunas jugadas destacadas. Una de las que retrata mejor su partido se dio cuando, en una acción del mismo, realizó varios regates brillantes para marcharse de su par y, justo después, erró a la hora de combinar con un compañero que tenía a pocos metros, Nélson Semedo.

Y es que Dembélé fue capaz de lo mejor y de lo peor contra el PSV Eindhoven, y dispuso también de algunas ocasiones para disparar a portería. No probó suerte, sin embargo, aunque en alguna que otra ocasión debería haberlo hecho en vez de buscar a Leo Messi en el último pase.

Provocó el primer córner del partido cuando el Barça más estaba sufriendo en defensa, y también una tarjeta amarilla para Hendrix en la primera mitad, tras una galopada en la que el francés salió como una exhalación en busca del contragolpe. Está claro que, con y sin espacios, Dembélé puede ser un jugador muy peligroso para las defensas rivales.

A sus 21 años mantiene un juego caótico que hace más imprevisible al FC Barcelona cuando él está sobre el césped, pero que por contra también le lleva a perder más balones de la cuenta en el frente de ataque. Un arma de doble filo de la que el FC Barcelona deberá restar las debilidades y aumentar las potencialidades, al tratarse de un recurso muy valioso.

Dembélé tiene virtudes innatas, pero le falta cocción

La explosividad de Dembélé debe ser aprovechada y, válgase la redundancia, explotada. Cierto es que no marcó este miércoles ante el PSV, pero sí logró generar peligro hacia la portería contraria, y eso ya sirvió al Barça para darse un respiro teniendo en cuenta las acometidas ofensivas de los holandeses, que mantuvieron en jaque a la defensa culé.

El hecho de que Dembélé aporte una de cal y otra de arena en los partidos con el Barça, de momento, no está siendo perjudicial. Eso sí, es una situación que el propio jugador tendrá que pulir para explotar sus virtudes y reducir sus defectos. Si lo consigue, el Barcelona dispondrá en el frente de ataque de un jugador de lo más desequilibrante, capaz además de tomar las mejores decisiones en cada momento del juego.