El viaje de Messi, Iniesta, Ney y Alves por el Balón de Oro
El viaje de Messi, Iniesta, Ney y Alves por el Balón de Oro
Publicación:11/01/2016 - 16:11h
Actualización:
Todos los miembros de la expedición del FC Barcelona aterrizaron a primera hora de esta tarde en Zúrich para, después de instalarse en el Hotel Hyatt, asistir a la ceremonia de entrega del Balón de Oro y de sus premios derivados. La llegada de los culés causó una gran expectación
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Los componentes de la expedición del Barça, incluidos jugadores y miembros de la directiva, aterrizaron a primera hora de esta tarde, justo después de comer, en Zúrich para asistir este lunes por la tarde a la ceremonia de entrega del Balón de Oro 2015, con los jugadores culés como grandes aspirantes a copar la gran mayoría de premios, y en especial un Leo Messi nominado como gran favorito para el Balón de Oro y también para el Premio Puskas al mejor gol del año.
Messi, Iniesta, Neymar y Alves fueron quienes generaron más expectación a su llegada al Hotel Hyatt, donde varios centenares de aficionados les recibieron con aplausos y cánticos de admiración, pidiendo autógrafos para intentar llamar la atención de los "cracks". La gran mayoría de los nominados acudieron con sus respectivas parejas, por lo que puso verse a Messi y Dani Alves con Antonella Rocuzzo y Joana Sanz, mientras que otros como Neymar optaron por invitar a la ceremonia a sus de sus amigos.
Otro de los asistentes ilustres a la gala fue el seleccionador de Chile Jorge Sampaoli, nominado al premio a Mejor Entrenador del Año, y que desde el principio no dudó a la hora de mostrar su predilección hacia Leo Messi como gran ganador de la tarde.
"Se reinventa cada año, hoy por hoy Messi está muy lejos del resto", comentó el técnico argentino sobre su compatriota, en declaraciones recogidas por "MD". Banderas, camisetas y balones del Barça eran visibles alrededor de la alfombra roja siendo portados por los seguidores agolpados, pendientes de todo lo que iba sucediendo durante los prolegómenos de la ceremonia. El Barça tiñó Zúrich de color blaugrana, lo que se preveía como claro indicio de lo que vendría después.
