El 28 de marzo de 1954 se colocó la primera piedra del Camp Nou

El primer paso en firme para la construcción de la actual Camp Nou se produjo en septiembre de 1950, cuando el entonces presidente Agustí Montal Galobart firmó una opción de compra sobre terrenos de la zona de la Maternitat, que hizo efectiva dos meses después. Pero no fue hasta dos años y medio después de que se puso manos a la obra. El nuevo presidente Francesc Miró-Sans era un acérrimo defensor de la rápida construcción del nuevo estadio y una de las primeras cosas que decidió (18 de febrero de 1954) fue emplazar el futuro estadio en los terrenos adquiridos en 1950 y no en el tramo final de la Diagonal. Así, el 28 de marzo (hoy hace 60 años) ante una multitud de 60.000 barcelonistas, se colocó la primera piedra del Camp Nou, bajo la presidencia del gobernador civil Felipe Acedo Colunga y con la bendición del arzobispo de Barcelona, Gregorio Modrego.

Esta primera piedra está ubicada ahora en el Museo del FC Barcelona, en el centro del primer piso, que es donde se exponen piezas que simbolizan la continuidad del club: los carteles conmemorativos de los aniversarios y una primera piedra muy interesante. Una pieza curiosa y sorprendente, porque raramente los museos no muestran ninguna primera piedra, que es un objeto que suele quedar bien enterrado en el fondo del terreno donde se alza algún edificio o se hace alguna obra importante. Y aún más, porque la que se puede contemplar ha hecho esta función en dos ocasiones diferentes.

Se trata de lo que inicialmente fue la primera piedra del campo de las Corts, enterrada solemnemente por el mismo Joan Gamper el 19 de febrero de 1922 en el inicio de la construcción de la catedral barcelonista. Pero curiosamente, esa primera piedra también fue utilizada con idéntica función el 28 de marzo de 1954 con los primeros trabajos del Camp Nou, durante la presidencia de Francesc Miró-Sans.

Esta circunstancia se explica porque la simbólica piedra apareció en la superficie al hacerse unos trabajos en el viejo campo de Les Corts, y años más tarde los dirigentes del Club pensaron que la mejor utilidad que podía tener era convertirla nuevamente en semilla del Camp Nou. Por eso grabaron su nueva fecha en la cara posterior, y la enterraron. Pero las vicisitudes de la ya histórica piedra no acabaron aquí, de modo que en unas obras en el Camp Nou la piedra reapareció de nuevo a la superficie. Ya se ve que es un objeto que no quiere permanecer escondido y que reclama un papel privilegiado en el imaginario azulgrana. Por eso hoy ocupa un lugar de privilegio en el corazón del Museo, como señal manifiesto de la continuidad del Club. Es, sin duda, una pieza emblemática y capital.