Recordando a Larsson, un delantero de la vieja escuela

El fútbol europeo vive una época irreal. Porque los equipos gobernados por jeques han reventado el mercado, pagando cifras altísimas por jugadores que, en algunas ocasiones, apenas ha llegado a los 20 años. El negocio es cada vez mayor y la solución cada vez más irreversible.

Los jóvenes ya valen más que los clásicos, un producto que amenaza con quedarse en desuso. Como si la exigencia del actual fútbol fuese mayor que hace 10 años. Hoy queremos recordar en FCBN a Henrik Larsson, un delantero puro, de la vieja escuela.

El sueco fue artífice de la segunda Champions del FC Barcelona. Salió en París y revolucionó el encuentro. Su juego de espaldas, su entrega en la presión y su inteligencia táctica permitieron a Eto'o y Belleti marcar dos dianas inolvidables.

La historia capilar de Larsson tiene su 'gracia'. Porque aquel jugador que en sus inicios parecía más Tarzán –en rubio-, llegó al Camp Nou sin pelo. Y gratis, con la carta de libertad del Celtic. El Barça fichaba a un Bota de Oro –en 2001- sin coste alguno.

Y aunque a los pocos meses de su llegada al Barça y en un partido contra el Madrid, se rompió el ligamento cruzado anterior y el menisco, el equipo azulgrana confió en él y le renovó. Y en París valió la pena esa espera.

Se fue "porque el equipo era demasiado bueno"

Hace unos meses, en una entrevista en "Catalunya Ràdio", Larsson explicó los motivos de su adiós: "Me fui del Barça porque el equipo era demasiado bueno como para continuar en él. Y eso que aún me veía bien físicamente".

Además, aseguró que guarda un gran recuerdo de la ciudad y el club: "Mi paso por el Barça fue fantástico y la conexión con los aficionados fue espectacular. No jugaba siempre pero como tenía mentalidad de equipo siempre remaba para el colectivo y lo daba todo en cada partido".

Larsson, un delantero puro, un profesional como los que no queda. Asumía su rol y ayudaba al equipo como pocos lo han hecho desde el banquillo. Ahora es difícil que los equipos punteros busquen este perfil de jugadores. Sacrificados, eficientes. Vende más la proyección o el carisma. El negocio ha pasado por delante de ellos. Pero Larsson fue 'uno di noi'.