Dembélé descoloca: a veces un genio, a veces un desastre

Ousmane Dembélé es de esos jugadores totalmente imprevisibles que tanto te puede salir con una pérdida de balón incomprensible como con una genialidad que te soluciona un partido encallado. Ante el Rayo Vallecano, el extremo francés enseñó esas dos facetas de su juego, aunque acabó pesando más la de su gol.

Dembélé fue suplente en el duelo de Vallecas y no saltó al terreno de juego hasta el minuto 52, en el que sustituyó a Rafinha Alcántara. Como en muchas otras ocasiones, el francés se mostró demasiado errático en sus acciones y no acabó de cuajar. De hecho, el segundo gol del Rayo nació tras una pérdida de balón suya.

Pero cuando llegó el momento decisivo del partido, ahí estaba él para dar la cara. el extremo se encontró un balón dentro del área y batió a Alberto con un disparo seco y raso en el minuto 87. Lo había vuelto a hacer: había sido decisivo con un gol que valía oro y que fue el inicio de la remontada que Luis Suárez acabó culminando.

Definitivamente, a Dembélé no hay por donde pillarlo. Su apatía y exceso de errores en ciertos momentos son igual de incomprensibles que su talento y oportunismo para aparecer cuando el equipo más lo necesita marcando goles decisivos. El francés es uno de esos jugadores que puede parecer un genio en ocasiones y un desastre en otras.

Dembélé puede llegar a ser un grande

Ousmane Dembélé es muy joven (21 años) y debe aprender a autogestionarse. Está claro que tiene mucho talento y que es un diamante por pulir, por lo que en el FC Barcelona hay muchas esperanzas depositadas en él. Lleva seis goles en la presente temporada y ha demostrado que es un jugador a tener en cuenta en los momentos delicados.

"Esperamos mucho de él. Dembélé puede ser decisivo y hoy nos ha ayudado con un gol que nos ha dado moral para ir a por siguiente", dijo Ernesto Valverde al terminar el partido. Si Dembélé aprende conceptos básicos como el hecho de cuándo debe arriesgar y cuándo no, puede llegar a ser un jugador muy importante.