El Real Madrid se impone al Espanyol (3-1) en un partido de trámite

De inicio, la anécdota ha sido la ausencia de Cristiano Ronaldo, que ha notado una molestia en la previa y ha salido de la convocatoria local por precaución. En la segunda, además, Benzema ha pedido el cambio, tocado (o quizá prudente). Javier Aguirre, en su último partido como españolista, ha presentado el once de gala, mientras que el de Carlo Ancelotti tenía suficiente pólvora (Benzema, Bale, Di María, Isco) para golear a un rival desganado.

Sin embargo, el Madrid salió desorientado y ha cedido la alternativa durante unos diez minutos en los que parecía que el Espanyol podría hacer más de lo que le ha acabado saliendo. Superados los primeros minutos, el control ha sido totalmente blanco, que se ha sentido libre para contraatacar y para trabajar desde la sala de máquinas de Modric y el recuperado Khedira, que apunta a recambio del sancionado Xabi Alonso en Lisboa.

Hasta que Benzema se ha inventado el pase en profundidad que Bale ha cruzado para marcar el primer gol, las ocasiones han sido contadas: dos remates de Ramos y una internada llena de regates a cargo del mismo Benzema que Casilla ha podido desviar. El Espanyol sólo ha tenido una, de Simao, junto al área pequeña, pero bien tapada por Carvajal.

Los tres goles restantes han sido consecuencia de contraataques en los últimos cinco minutos de partido, cuando a nadie le quedaban ni las ganas de correr hacia atrás. Morata ha hecho los dos del Madrid y Pizzi, en una bonita combinación con Sergio García, el de los blanquiazules.

Los tres puntos para cerrar la temporada en casa han reconciliado al Madrid con su afición, que ya venía dispuesta a perdonar los pinchazos que les han costado la Liga por obra de la esperanza que tiene puesta en la "décima". Los de Ancelotti acaban la Liga terceros.