No se esperaba el barcelonismo caer como cayó el equipo en el Vicente Calderón. Un Barça desgastado, sin recursos y a penas ideas que sólo llevó peligro al arco rival gracias a los chispazos de Andrés Iniesta, nuevamente el mejor del partido ante el Atlético de Madrid. Y si el manchego fue el mejor de los suyos, el peor fue un Daniel Alves que volvió a hacer aguas en defensa y no se encontró bien en ataque.

El carrilero diestro fue la muestra del estado del mismo equipo culé. Apático, sin tino y fallón, permitió que Griezmann y Carrasco le comiesen la tostada por su banda y en ataque tampoco estuvo nada fino. Luis Enrique lo veía desde la banda quizás arrepintiéndose de no haber metido a Sergi Roberto en su lugar. El canterano entró en el segundo tiempo y mejoró, en mucho, al brasileño.

Volviendo al caso del capitán del Barça, Iniesta respondió ante la apatía generalizada de los suyos. Se echó al equipo a sus espaldas tras el primer gol de los rojiblancos y en el segundo tiempo de sus botas nacieron las mejores jugadas de los suyos. Sin embarga, su partido quedó emborrado después de hacer un penalti al darle con la mano al esférico dentro del área.

Una acción que no puede empañar el corazón que se dejó el de Fuentealbilla sobre el verde del Calderón. Sin lugar a duda, con una competitividad a la altura del escudo y del brazalete que llevó puesto todo el partido.