Error garrafal el que cometió en el segundo tiempo del FC Barcelona-Manchester City el cancerbero chileno Claudio Bravo. El meta, que volvía a la que fue su casa durante dos temporadas, se convirtió en demonio después de una jugada desafortunada en la que le dejó el balón muerto a todo un "killer" como Luis Suárez.

Para evitar que el uruguayo anotase , sacó su mano fuera del área despejando lo que habría sido en ese momento el segundo gol del Barça. El portero a penas se quejó a la tarjeta roja directa que el colegiado Mazic señaló justo al darse

Bravo cometía un error infantil y dejaba a los suyos con uno menos y buscando remontar un partido muy cuesta arriba. Nolito fue el elegido por Pep Guardiola para que entrase por él Willy Caballero, tirando al traste el dibujo táctico del de Santpedor.

Es curioso que después de que Marc-André ter Stegen fuese crucificado por algunos medios y parte de la afición tras su error ante el Celta, los mismos que pedían la vuelta de Bravo. Algo que deja claro que no hay portero infalible en una posición tan difícil como la suya y en dos juegos tan similares como los del Barça y el City que les pide a sus metas ser precisos con los pies.