Nada tuvo que ver el FC Barcelona del segundo tiempo con el de la primera mitad. Después de estrellarse ante la defensa colchonera y quedar anestesiado tras el gol de Fernando Torres, Luis Enriqueatornilló las bases del equipo en el vestuario y los jugadores respondieron con unos segundos 45 minutos de escándalo. Todo culminado con el segundo tanto de Luis Suárez.

Un gol marca de la casa. Un tanto en los que todos los azulgranas se recrean, la tocan, combinan y llegado al último tercio del campo le imprimen una velocidad endiablada ante la que el equipo rival no puede hacer absolutamente nada. Y es que tenían que volver a alinearse los astros para poder llegar a ponerse por delante ante un rival que defendió con diez en el área durante todo este tiempo.

Así fue como Leo Messi se coló con una diagonal de las suyas, yéndose de dos rivales y cediéndole a su compañero Luis Suárez. El uruguayo, todavía relamiéndose tras el primer tanto, la tocaba de primeras a la banda derecha por donde aparecía Daniel Alves. El brasileño la paraba y sacaba un centro al corazón del área donde volvía a aparecer el nueve blaugrana.

Allí Suárez se hizo más que grande, se hizo gigante para llegar al centro del carrilero. El goleador azulgrana le imprimió una violencia espectacular al esférico con su cabeza y Oblak sólo pudo sacar los brazos sin ver, realmente, por donde le venía. Increíble delicia por parte del conjunto blaugrana que culminaba el hombre de los 45 goles. El desatascador del Barça que siempre responde en Champions. Enorme Luis Suárez y enorme FC Barcelona. Así sí.