Finalmente la Roma no pudo completar la gesta que sí logró contra el FC Barcelona de darle la vuelta a un resultado totalmente adverso. El Liverpool hizo valer la tranquilidad del resultado del partido de ida (5-2) para lograr el billete a la final de la Champions League que disputará contra el Real Madrid. Los Romanos estuvieron cerca, pero finalmente el tiempo se les echó encima.

Los 'reds' no tardaron en marcar el primer gol tras una recuperación en el medio campo completada con un eléctrico contragolpe de los ingleses. Firmino fue el encargado de conducir el balón en línea de tres cuartos para entregarle una precisa asistencia a Sadio Mané, que encaró portería y definió ante Alisson con la pierna izquierda al palo corto.

La Roma no le perdió la cara al partido y consiguió empatar de forma afortunada cuando se había disputado un cuarto de hora de juego. El Shaarawy cabeceó un centro de Florenzi y Lovren despejó con fuerza y con tan mala fortuna que la pelota se estrelló en el cuerpo de James Milner para terminar entrando en la portería.

La fortuna sí le sonrió al Liverpool en el segundo tanto 'red' durante el encuentro. Una jugada embarullada dentro del área la aprovechó Georginio Wijnaldum para cabecear al fondo de las mallas y volver a instalar la tranquilidad en el conjunto inglés.

La Roma muere en la orilla

En el segundo tiempo, la Roma apretó para buscar la remontada que estuvo cerca de llegar. El conjunto italiano reclamó dos penaltis, uno sobre Edin Dzeko y otro por manos de Arnlod dentro del área, pero el árbitro no los concedió cuando parecían claros. Pese a ello, la Roma no desistió y sacó fuerzas de flaqueza para remontar el partido y casi la eliminatoria.

Edin Dzeko aprovechó un rechace de Karius para empatar el encuentro, Nainggolan culminó la remontada con un disparo lejano que pegó en el palo antes de entrar y el mismo centrocampista belga se encargó de ejecutar un penalti con el tiempo cumplido. La Roma volvió a estar cerca del milagro, pero no lo consiguió.