Aunque en el inicio del curso 2018-19, el FC Barcelona está manteniendo el ritmo anotador, una de sus mayores flaquezas son los goles recibidos, ya que tanto en las mejores actuaciones como en las peores, a Marc-André Ter Stegen le está tocando recoger algunos balones de las redes. Concedan más o menos ocasiones, los catalanes no logran sacudirse esta tendencia, aunque este miércoles, en Champions, consiguieron ponerle freno.

Hacía un mes y prácticamente una semana que los culés no dejaban la portería a cero, y tras seis partidos consecutivos encajando, lo lograron frente al Inter de Milán. La desventaja de no contar con el lesionado Leo Messi hizo que la concentración subiera muchos enteros, lo que se notó delante pero también en la retaguardia, que rindió individualmente a un gran nivel y además tuvo una ayuda indispensable del resto.

El plan de presión tras pérdida se ejecutó a la perfección, y los robos adelantados ayudaron a que casi no hubiera apuros en la zaga. Evidentemente, la calidad de los italianos se dejó sentir en alguna fase del encuentro, pero en el balance general las conclusiones fueron muy positivas y se alcanzó un logro que, precisamente, databa del último encuentro europeo contra el PSV Eindhoven, en el que se cosechó un 4-0.

En el uno por uno, en la defesa hubo más contención por la banda derecha que por la izquierda, más alegre y rondando más el gol. Sergi Roberto estuvo pendiente de un Ivan Perisic que quedó anulado, y Gerard Piqué y Clément Lenglet ataron en corto al peligroso Mauro Icardi. Al francés le sobró fuelle para tener dos oportunidades claras para marcar, algo que hizo un Jordi Alba que supo imponerse atrás pero también mirando hacia adelante.

Ter Stegen también dijo la suya con algunas intervenciones meritorias

Si hubo un momento de más tensión, fue el arranque del segundo tiempo, cuando Borja Valero se despegó de los centrales y empezó a repartir juego con el 1-0 todavía en el marcador. La revuelta interista duró apenas unos minutos, pero los suficientes como para que Ter Stegen realizara su habitual intervención salvadora. 

Tenga más o menos faena, el de Mönchengladbach siempre está listo para hacer su trabajo, y lo demostró con una parada de reflejos a un centro envenenado de Matteo Politano. Su envío con la zurda se fue enroscando y no encontró a ningún compañero pero sí portería, lo que provocó una respuesta del germano para responder a la ayuda de sus compañeros, que minimizaron durante gran parte del enfrentamiento las capacidades ofensivas de los milaneses.