Conocedor de que sus compañeros no estaban en plenitud de sus condiciones y de que necesitaban ayuda en varios sectores del campo, Lionel Messi no dudó en bajar cuando hizo falta durante el primer tiempo de la vuelta de los cuartos de final de la Champions League ante el Atlético de Madrid. Nuevamente, el compromiso de Leo quedó fuera de toda duda con una excelente acción que le dignifica.

Y es que corría el minuto 22 cuando el rosarino se pegaba un esprín espectacular para ayudar en defensa y evitar que Yannick Carrasco llegase con peligro ante la portería de Marc-André ter Stegen. El argentino se interpuso en el paso del belga y le robó la pelota dejándose la piel sobre el terreno de juego con una gran entrada.

En la lucha pugnó y pugnó hasta que le robó la pelota al habilidoso jugador ofensivo del Atlético de Madrid. Una muestra de madurez y capitanía del mejor jugador del mundo que se ganó los aplausos de la afición azulgrana desplazada al Vicente Calderón. Una acción que de buen seguro otras estrellas de otros equipos ni se les ocurriría hacer.