Hace ya varios meses que Mohamed Salah demostró que quiere un lugar entre los grandes, pero a medida que avanza la temporada, el egipcio sube su apuesta en los mejores escenarios posibles. Además de una Premier en la que se ha erigido como mejor jugador, está liderando el renacer del Liverpool en la Champions, y de momento no se le aprecia un techo.

Menudo como los tocadores pero fuerte y rápido como los delanteros, el africano es capaz de brillar en todas las facetas del juego. El sistema vertical y frenético de Jürgen Klopp le beneficia, y es que el alemán y sus futbolistas se retroalimentan. En una noche para el recuerdo en Anfield, el de Nagrig ha vuelto a dejar su huella.

Salah aplasta a la Roma

Hasta hace unos meses, Salah vestía la camiseta de la Roma, pero en su primer duelo europeo se ha comprobado que él es muy grande y que los italianos se han quedado pequeños. El atacante ha sido el gran culpable de que el equipo que tumbó a un FC Barcelona que parecía imbatible haya vuelto de nuevo a poner los pies en el suelo.

Porque los espacios que ha habido sobre el césped los ha convertido en peligro a base de desborde, velocidad, pases, goles... Todo. No hay mejor manera de resumirlo porque Mo se ha dado un atracón de dejar rivales en el camino y de convertir un encuentro de la élite en un simple entrenamiento para niños.

Pasada la media hora de juego ha abierto la lata con un maravilloso remate lejano que ha perforado la escuadra de Alisson Becker, pero no se ha quedado ahí. El doblete ha llegado antes del descanso, con un grave error del portero en una contra que le ha dejado a merced de una vaselina.

En la reanudación, más. Mucho más. Otro doblete, esta vez de asistencia, percutiendo por la banda derecha y cediendo balones para que Sadio Mané, primero, y Roberto Firmino, después, sólo tuvieran que empujar. Tras ello el único tanto en el que no ha intervenido, 15 minutos al banquillo y el maquillaje de los 'giallorrossi' al marcador. Tampoco se quieren dar por muertos.

¿Balón de Oro para Salah?

La obra de arte de Mohamed Salah en Champions ya ha hecho levantar las primeras voces: ¿Merece el Balón de Oro? La bota ya se la está peleando a un tal Leo Messi, pero también podría ser su máximo rival en otro premio si consigue proclamarse campeón de Europa. O quizá, a estas alturas ya ni lo necesite. Es espectacular.