FC Barcelona y Valencia se jugaban este sábado la Copa del Rey, y el encuentro arrancó con el guion previsto. Los hombres de Marcelino García Toral esperaban atrás a los de Ernesto Valverde, que percutían contra la ordenada muralla blanquinegra. Pese al dominio de los azulgrana, su adversario estuvo a punto de 'morder' primero, aunque antes de abrir la lata se encontró con una intervención salvadora.

La previa del partido había recordado que ambos aspirantes se conocen mucho, y eso se notó de inicio. Los catalanes monopolizaron la posesión pero no gozaron de oportunidades, porque enfrente había una defensa concentrada que no dejaba huecos. Esperaban los 'che' una ocasión para salir en velocidad, y en la primera que tuvieron casi acaban celebrando.

Un pase profundo en banda derecha lo cortó con seguridad Clément Lenglet, que unió su acierto a un error mayúsculo. Todavía desde el suelo, el zaguero francés quiso encontrar a un compañero, y cedió el esférico a la frontal del área donde no había camisetas azulgranas, sino la de un Rodrigo Moreno que apareció como un bala.

El hispano-brasileño controló y se lanzó el balón largo para superar a Jasper Cillessen, que salió a tapar huecos y dio un segundo de respiro a los culés que venían a la desesperada. El único reproche para el delantero es que quizá se escoró demasiado, lo que provocó que su disparo acabara con un disgusto para la parroquia valencianista.

Cuando vio que el guardameta podía ser superado, Gerard Piqué aceleró para cubrir sus espaldas, y su esfuerzo y lectura del juego tuvieron premio. El barcelonés pudo achicar agua en el momento justo, y cuando el ex del Benfica tiró, se lanzó al suelo para sacar con la punta de la bota un esférico que rechazó sobre la misma línea de meta.

La efectividad del Valencia ahogó al Barça

Apenas contó el Valencia con tres tiros en el primer tiempo, pero todos fueron a puerta y cayeron dos goles. Tras la 'salvada' de Piqué, dos contras letales descosieron a la retaguardia del Barça, que se quedó sin respuesta en las ocasiones que no perdonaron Kevin Gameiro y de nuevo Rodrigo. La final se puso cuesta arriba, y los azulgrana tuvieron muchos problemas para llevar peligro a la portería de Jaume Doménech.