Francia regresó a la final de la Copa del Mundo y buscará el domingo su tercer título y el primer bicampeonato en mundiales en 60 años, después de que el Brasil de Pelé ganara la copa Jules Rimet en Suecia 1958 y Chile 1962. En el once galo estará, como en todo el torneo, Ousmane Dembélé, a pesar de su gris presentación ante Marruecos en semifinales (2-0) en el que, sin duda, fue su peor partido en Qatar.

El jugador del FC Barcelona estuvo muy impreciso, perdiendo incontables balones por la banda derecha. Francia inclinó la cancha en ataque al sector izquierdo durante la primera parte, apostando por un Kylian Mbappé quien tampoco la tuvo fácil contra su compañero en el Paris Saint-Germain, Achraf Hakimi. 'Dembouz', por su parte, tuvo que lidiar con Noussair Mazraoui en la primera mitad y con Jawad El Yamiq en el complemento, sin mayor suerte.

El cambio de Ousmane parecía cantado desde el minuto 60, cuando Didier Deschamps miraba con desespero como los de Walid Regragui aprobechaban las imprecisiones del '11' para recuperar rápido el balón. El extremo culé no logró asociarse con Antoine Griezmann como en otros partidos y Francia apostó más por la velocidad de Mbappé y alguna contra, en un partido que tuvo la suerte de inclinar temprano a su favor gracias al gol de Theo Hernández en el minuto 5.

Sin embargo, más allá del flojo accionar de Dembélé, el primer cambio galo fue Olivier Giroud, quien también tuvo un partido para el olvido. El '9' desperdició una ocasión inmejorable en el 36', rematando desviado de zurda una asistencia de Aurélien Tchouaméni totalmente solo. Marcus Thuram ingresó en su lugar y lo hizo muy bien, arrastrando marcas para abrirles espacios tanto a Kylian como a Ousmane.

A Deschamps le salió perfecto el cambio de Dembéle

En el minuto 79', el seleccionador galo envió a Randal Kolo Muani en lugar del '11' y el cambio no pudo ser más oportuno. En la primera que tocó, el delantero del Eintracht Frankfurt convirtió el 2-0 definitivo, aprovechando un remate de Mbappé desviado por un defensor marroquí. Para el domingo, tanto el '10' como Dembélé deberán recuperar el protagonismo que tuvieron durante los primeros cuatro partidos del Mundial para lastimar a una Argentina que llega en su mejor momento y con el ánimo y la confianza por las nubes.