Fue uno de los fichajes inesperados del FC Barcelona 2018-19, pero en cuanto empezó a jugar, Malcom demostró que puede ser una gran ayuda para este equipo. A sus 21 años, Ernesto Valverde le puso algo más de paciencia a su aparición en los partidos oficiales, y cuando todo apuntaba a que empezaría a entrar, el joven cayó lesionado. Ahora, en la fase final de su recuperación, ya empieza a pensar en su retorno.

Cuando los médicos le den el alta definitiva, el brasileño tendrá que integrarse en la dinámica de la plantilla, que ya lleva unas semanas compitiendo sin que el recién llegado haya podido coger ritmo. Aunque las incorporaciones de los culés todavía no han tenido mucho peso en el once, él ha sido el mayor damnificado, ya que apenas suma seis minutos en el duelo contra el Valladolid. En la Supercopa de España fue la amenaza del Sevilla a la RFEF la que le apartó, contra Alavés y Huesca se quedó en el banquillo y no llegó a tiempo contra la Real Sociedad.

De momento, el Txingurri ha optado por Arturo Vidal cuando ha sentado a Ousmane Dembélé, adelantando unos metros a un Philippe Coutinho que es tan centrocampista como delantero. Precisamente, esa polivalencia de su compatriota y el gran momento del francés le han restado opciones, pero habrá que cambiar los planes cuando este de nuevo a disposición del míster. Se necesitará su mejor versión.

De cara a un octubre cargado de compromisos exigentes, es de esperar que Malcom empiece a aparecer en septiembre, primero entrando desde la suplencia o incluso teniendo alguna oportunidad en partidos más asequibles, algo que Valverde prefiere hacer al amparo del Camp Nou. Contra Girona, Leganés (en Butarque) o Athletic Club podría llegar su momento, siempre y cuando no esté listo para recibir al PSV Eindhoven.

Malcom, con paciencia y un mejor aterrizaje que Dembélé

El mejor espejo para Malcom es el propio Dembélé, que tuvo un primer año complicado y ha explotado con minutos y confianza. El caso del galo fue incluso más doloroso, porque después de gastar una millonada, los graves problemas físicos y la timidez le pasaron factura, lo que hizo que no acabara de arrancar y se viera rodeado de dudas. Hoy es un jugador completamente distinto.

La ventaja para el brasileño es que en sensaciones, ya mejora el inicio de su nuevo compañero, porque demostró personalidad, atrevimiento y sacrificio en sus primeras intervenciones con la elástica del Barça. El ex del Girondins de Burdeos tiene desborde, calidad y gol, aunque parece que los técnicos le han pedido un esfuerzo en materia de precisión y táctica. Su momento acabará llegando.