Llegó al Camp Nou como si fuera un día más en el trabajo, pero este no era uno más para Andrés Iniesta, que pasará del primero al último como un ídolo azulgrana. El manchego selló este viernes su última renovación con el FC Barcelona, una que le vincula para toda la vida y que le convierte en un histórico del club.

Ya aseguró Josep Maria Bartomeu que este era "un premio a su trayectoria excepcional" y que nunca se había dado en los 118 años desde que existe el Barça, y esta es sólo una de las muestras de la dimensión que ha alcanzado su figura. Pero sólo ha sido dentro del césped, porque fuera de él, Andrés sigue siendo el tipo humilde y callado que llega con su orgulloso padre a la que se ha convertido en su segunda casa.

A pesar de que el escenario era más que familiar, Iniesta reconoció sentir un escalofrío y vivir una situación muy extraña ante muchas caras conocidas, porque a pesar de mantener la serenidad que le caracteriza, nunca se olvidará de uno de tantos días especiales que ha vivido en sus 21 años como culé.

Misma ambición

Lo que tampoco ha cambiado desde que llegó con 12 años a la Masia es su ambición de hacer algo grande. "Sueño con ganar muchos más títulos con el Barça", señaló, antes de declarar sus intenciones para lo que le queda de carrera: " El titular de por vida no significa que vaya estar aquí jugando dos partidos, eso no es mi forma de actuar. Mi único pensamiento es poder rendir. Cuando llegué tenía la ilusión de ser un gran deportista y el cariño que me demuestra la gente es por eso". Palabra de Andrés Iniesta.