Al FC Barcelona le llega este Clásico ante el Real Madrid en el peor momento posible o, mirándolo desde otra perspectiva, quizás en el mejor. Hay una regla no escrita en los duelos Barça-Madrid que dice que el club que llega en peor momento tiende a salir reforzado del duelo. No es una regla fija pero a tenor de lo acaecido en el último encuentro entre ambos disputado en el Camp Nou, tiene cierta lógica.

Y es que, la verdad, es que los dos conjuntos llegan con rachas y sensaciones totalmente diferentes. Si bien el FC Barcelona de Luis Enrique comenzó la temporada como un tiro, incluso goleando por cuatro a cero a uno de los mejores del mundo como el Manchester City, recientemente atraviesa por un bache en su fútbol. De los últimos seis encuentros disputados, los azulgranas han ganado sólo dos, empatando tres y perdiendo uno. Pensando en LaLiga, han empatado los últimos dos encuentros y ganado uno. 

La vuelta del parón por selecciones, por tanto, no le ha sentado nada bien a los azulgranas. Sin embargo, al Real Madrid no puede decirse que se le haya notado en cuanto a resultados. De sus últimos seis encuentros, cinco han acabado con victoria y uno con empate, ante el Legia de Varsovia. En LaLiga llevan una increíble racha de seis victorias consecutivas, lo que les ha llevado a sacarle seis puntos a los blaugranas. 

Un derbi no determinante pero sí clave

A partir de la jornada siete, tras la derrota en Balaídos, los merengues comenzaron a comandar la competición doméstica arrebatándoles el primer puesto a los actuales campeones. No obstante, y tal y como se pudo ver el pasado curso con las situaciones invertidas, una victoria culé podría ser determinante en el cambio de dinámica de uno y otro conjunto. En cambio, nueve puntos de diferencia serían muchos, no determinantes, pero provocaría la primera gran crisis en Can Barça desde enero de 2015.