Ya se había avisado en las horas previas al partido que el Olympiacos rendiría tributo a Ernesto Valverde por su etapa en el club heleno, donde ganó cinco títulos en tres temporadas, incluidos dos dobletes. Los diablos rojos reunidos en la grada estuvieron cantando en su favor durante varios minutos.

Además, ya en el césped, dirigentes de Olympiacos le entregaron un ramo de laureles como homenaje por los servicios prestados. Valverde agradeció el cariño de la afición y aplaudió al público visiblemente emocionado -aunque sea una persona que esconde muy bien sus sentimientos-.

Valverde ya había explicado en rueda de prensa que sería un día especial para él: "Es emocionante volver otra vez a este estadio que ha significado tanto para mí. También estoy expectante por vivir el partido de mañana en todos los sentidos, en el que nos jugamos una posible clasificación y también por vivir un ambiente maravilloso".

El extremeño destacó la educación que hay ahí a pesar de una afición fuerte: "Siempre he sentido el respeto de toda la gente en Grecia, incluida de aficiones rivales que siempre son duras pero que han reconocido mi trabajo. No tengo ninguna duda que mañana animarán mucho a su equipo, aunque a mí me reciban bien

Entrenador que se hace respetar

En su corta estancia en Barcelona, Valverde ya se está ganando al vestuario, a los trabajores del club, a la directiva y a los aficionados. Un tipo simple, directo, que huye de los focos y habla solo de fútbol, su gran pasión. La suerte y la destreza le colocará más o menos arriba a nivel de títulos, pero se merece lo mejor.