La llegada de Xavi Hernández ha permitido al FC Barcelona ir retomando poco a poco su mejor versión. Después de unos años para el olvido, la gestión del egarense ha regresado la ilusión a la afición azulgrana, que ya comienza a disfrutar de los frutos de su buena labor. Ahora, sus decisiones han sido la clave para un equipo que tenía un panorama más que complicado.

En primer lugar estuvo su disposición. El de Terrassa se encontraba tranquilo entrenando en Catar cuando le llegó la propuesta del Barça. Pese a querer regresar al Camp Nou, sabía que el club no pasaba por su mejor momento y que además no contaba con la confianza plena de Joan Laporta, que quería verle primero en el filial. Sin embargo, en noviembre aceptó el reto.

Su dinámica también fue crucial, porque los jugadores estaban desmotivados después de unos primeros meses de temporada para el olvido. Los entrenamientos cambiaron y la unión del grupo se hizo cada vez más fuerte. La amistad con Jordi Cruyff jugó un papel importante y entre los dos buscaron las incorporaciones necesarias para reforzar el plantel. La jerarquía de Dani Alves, que aporta experiencia y consejos para sus compañeros, el ataque por las bandas de Adama Traoré y Ferran Torres, sumado a capacidad goleadora de Aubameyang, han cambiado la cara de la plantilla.

No puede quedar de lado su personalidad. Ronald Koeman fue un 'hombre de club' y seguía las órdenes de la directiva al pie de la letra. Con Xavi las cosas han sido diferentes, y le ha exigido a Laporta que cumpla con sus necesidades si quiere elevar tanto el desempeño del primer equipo como la imagen de la institución. Los cambios han ido ocurriendo y todo parece ir 'viento en popa'.

Dembélé, los fundamentos y la presión

Xavi se opuso a la decisión del club de dejar en la grada a Ousmane Dembélé como castigo por no querer renovar ni salir en el mercado invernal. El técnico ha sabido sacarle provecho a la situación y ha mantenido intacta su relación con el francés, a tal punto en que ha demostrado su mejor nivel bajo sus órdenes y fomentando la competencia por un puesto dentro del once inicial.

Durante las primeras semanas, los jugadores no tenían claro los conceptos básicos de lo que él quería implementar en su sistema de juego. Las bases futbolísticas del Barcelona le han llevado a la gloria a través de las últimas décadas, y es justo lo que quería retomar. El trabajo ha sido duro, pero poco a poco se están viendo los resultados. 

Por ultimo, la presión ha sido otro de los aspectos más señalados por el míster. Esta había desaparecido y desde su llegada no es negociable. Todos deben presionar para robar el balón lo más rápido posible. Esta ha sido la mayor defensa del equipo, y desde que tomó las riendas del club, ya suma ocho compromisos sin encajar gol. Su ritmo de juego es impresionante y desde el seno blaugrana ya sienten que esto puede ser el comienzo de algo grande.