Después de varios meses de trabajo en los despachos, el FC Barcelona ha arrancado la temporada con buenas sensaciones y dispuesto a confirmar sobre el césped que este año es candidato a todo. Las estrellas del Camp Nou siguen brillando, y los fichajes han colaborado fortaleciendo una plantilla que parece preparada para todo. Toca hacer un esfuerzo extra para gestionar el vestuario y exprimir lo mejor de este grupo, y eso podría pasar por una opción inexplorada.

A su llegada a la Ciudad Condal, a Ernesto Valverde se le acumularon las desgracias, y se quedó sin extremos para su tridente porque se fue Neymar, se lesionó Ousmane Dembélé y Gerard Deulofeu no acabó de explotar como azulgrana. Recién llegado, y tras varios experimentos, el técnico le echó valor, y sacrificó el 4-3-3 clásico para apostar por un 4-4-2 que devolvió el equilibrio a los catalanes. Algo menos de mordiente arriba a cambio de una seguridad defensiva que pocos pudieron inquietar, algo que quedó claro en LaLiga y falló en el peor momento en Champions.

Con la llegada del nuevo curso hay noticias en la caseta, porque el francés ya está dando el rendimiento esperado y Philippe Coutinho o Malcom también aspiran a jugar de extremos. Los tríos han vuelto a la medular y a la delantera, aunque la alineación sigue en duda porque hay infinidad de opciones posibles y la flexibilidad da para mucho manteniendo un mismo estilo. No se ha descartado una nueva evolución, que además podría estar escrita en la libreta que siempre ha utilizado el Txingurri.

Su 4-2-3-1 iría como anillo al dedo a este Barça, ya que permitiría a varios futbolistas jugar en su posición natural. Dejando de lado una zaga que poco a poco se ha ido asentando, blindaría el centro del campo con varias opciones que podrían encajar según las exigencias, con un doble pivote que puede mezclar nombres y características. Con Sergio Busquets o Ivan Rakitic de 'anclas', ellos aportan seguridad, Arthur puede significar más juego y Arturo Vidal un despliegue y una cobertura de terreno que ya ha dejado allí por donde ha pasado.

En la línea ofesiva, más soluciones, con Luis Suárez o Munir El Haddadi de punta de lanza y tres medias puntas por detrás. En lugar de sacrificar a Philippe Coutinho unos metros más atrás y restándole llegada al área, podría estar más adelantado, junto al indiscutible Leo Messi y los Dembélé, Malcom, Rafinha, Denis o Aleñá, cuyas cualidades se potenciarían en un sistema en el que tocaría igualmente correr hacia atrás. El robo tras pérdida y la defensa de los atacantes es una seña que han mantenido Guardiola, Luis Enrique y Valverde y que ha brillado cuando el Barça ha pasado en su mejor momento. Si eso no funciona, el equipo sufre.

Este Barça tiene alternativas para su formación

Con la necesidad casi impuesta de ir consolidando una de las apuestas, Valverde ha demostrado que puede hacer que sus pupilos rindan exhibiendo cualquiera de los tres sistemas, ya que el año pasado costó pero el Barça también supo manejarse en la formación 4-4-2. Estos jugadores tienen tantos quilates que no importa como estén ordenados, aunque a la hora de la verdad, esta elección si puede marcar diferencias.

Pese a que por el momento parece difícil que el entrenador se la juegue con otra variación importante, habrá que ver si no la recupera en algún momento de los partidos, ya que hasta la fecha se ha caracterizado por usar esquemas muy flexibles en los que ha habido unas opciones en fase atacante y otras en fase defensiva. Lo que está claro es que posibilidades no le faltan a este equipo, y hay que exprimirlas al máximo para lograr convertirlo en campeón.