A pesar de las bajas, la visita de la Juventus al Camp Nou en la primera jornada de la Champions 2017-18 se había convertido en una fecha marcada para el FC Barcelona, que sufrió en sus carnes el buen hacer del vigente subcampeón de Europa con una eliminación en la temporada pasada. La impotencia de la pasada eliminatoria dejó paso a las luces en este curso, y parte del éxito se debe a la mano de Ernesto Valverde.

En su llegada al banquillo azulgrana ya avisó que su intención era mejorar a un equipo que ya hacía muchas cosas bien, y con pequeños pero efectivos ajustes su tarea está empezando a acumular éxitos. Un ligero cambio de posición para Leo Messi y los delanteros, y mucho espacio para los laterales han resultado clave para una mejoría de juego y de resultados.

Sin ir más lejos hay un dato significativo que señala la identidad de este nuevo Barça, y es que su partido fue el único de los ocho que se disputaron el martes en el que ambos equipos recorrieron menos de 100 kilómetros. Con 87,982 para la Juve, los azulgrana demostraron que no hace falta correr más sino mejor, y es que acumularon 84,621, bastantes menos que en un pasado cruce en el Camp Nou en el que se registraron 109,717... Y un resultado de 0-0.

Más juntos y más pases

La intención de Ernesto Valverde, algo que de momento está consiguiendo, es evitar unos correcalles que perjudican a los suyos y benefician a los rivales con un mejor físico. Jugar en menos terreno y moviendo más la bola es algo que hace brillar a futbolistas como Andrés Iniesta, que rinden mejor más arropados, y es otro dato que se extrae de las estadísticas en Champions. El Barça vuelve a ser el que más acierto tiene en los pases -90%- en pases completados- y hay una tendencia a conectar más en corto que en largo. Y funciona.