Antes era una meta, un rasgo por mejorar en todos los sentidos y, sobre todo, en el defensivo. Ahora, la estrategia y táctica implantados en defensa y en ataque por Luis Enrique, Juan Carlos Unzué y el resto del cuerpo técnico del FC Barcelona están dando sus frutos, sin duda, a tenor de lo que dictan las estadísticas desde que empezó la presente temporada 2015-16. En total, el Barça ha recibido en lo que va de curso siete goles en contra a balón parado, una cifra considerablemente baja en comparación con otras campañas y que, además, tiene truco.

Tres de esos goles han sido desde el punto de penalti -Gameiro (Sevilla), en la Supercopa de Europa de agosto; Aduriz (Athletic), en la Supercopa de España, en verano, y Guidetti (Celta), en la jornada 24, en febrero-, mientras que otro ha sido encajado de falta directa -Banega (Sevilla), en la Supercopa de Europa- y sólo tres, por lo tanto, han sido recibidos mediante aquellas jugadas que tanto pavor causaban en la afición del FC Barcelona hace no demasiado tiempo: los córners y las faltas laterales en contra.

El primer gol encajado de esta forma llegó a principios de temporada, el pasado 20 de septiembre ante el Levante, en la jornada 4 de Liga BBVA, y más por un fallo de Ter Stegen en la salida que por un error global de marcaje en el equipo. Una semana después, en la visita del Bayer Leverkusen al Camp Nou y con 0 a 0, Çalhanoglou tiró un córner al primer palo y Papadopoulos fue quien remató al fondo de las mallas, generando ciertas dudas en la afición culé y una pequeña discusión entre Ter Stegen y Luis Suárez.

Tan sólo fueron dos jugadas aisladas, porque lo cierto es que el FC Barcelona ha tardado más de cinco meses en volver a encajar un gol de córner, como sucedió el domingo pasado en Villarreal, después de que Mathieu se introdujese un balón en su propia portería después del córner botado por Trigueros y peinado por Roberto Soldado. Y es que, desde que el Barça utiliza un marcaje mixto -algunos defienden al hombre y otros, en zona- en vez de un marcaje al hombre, como era habitual antes de la llegada de Luis Enrique y Unzué, el equipo ha mejorado ostensiblemente sus prestaciones defensivas a balón parado.

Unas jugadas, además, que el Barcelona está aprovechando para dejar descolgados a Messi y Neymar y provocar contraataques letales, con Luis Suárez incorporándose desde segunda línea después de haber defendido dichas jugadas como uno más. En resumen, la realidad es que el FC Barcelona no está sufriendo esta temporada a balón parado... Y no tiene por qué hacerlo el sábado contra el Real Madrid.