Pese a la voluntad de Ousmane Dembélé de disputar el Clásico del próximo 23 de diciembre contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, Ernesto Valverde no contará con él al no querer arriesgarse a otra posible lesión del joven talento francés, que está lesionado desde el pasado 16 de septiembre y llegaría al encuentro sin el ritmo ni la intensidad necesarios.

Es por ello que el Barça esperará hasta enero para alinear a Dembélé, y cuando lo haga será un equipo todavía más peligroso. Con el permiso de Paulinho, Alcácer y otras opciones que han rendido a buen nivel como 'tercer' delantero, Dembélé ocupará teóricamente dicha posición para juntarse con Leo Messi y Luis Suárez en un tridente que promete emociones fuertes.

Y es que, si el Barça es letal cuando juega en estático y encierra poco a poco a los equipos contrarios en su propia área, sacándose de la manga rápidas combinaciones gracias principalmente a la magia de hombres como Leo Messi y Andrés Iniesta, con la presencia de Dembélé en el once el Barcelona también será todavía más peligroso al contragolpe.

El atacante francés es una bala cuando tiene espacios, y su gran capacidad de regate le puede convertir en un arma imparable para los equipos contrarios cuando el Barcelona recupere el balón y se disponga a atacar con velocidad la portería rival.

Este Barça lo tiene todo

Leo Messi puede ponerle balones medidos al espacio para que Dembélé corra, encare al portero o bien a la defensa rival para luego asistir a la llegada de Luis Suárez, el finalizador clásico del Barça que poco a poco va mejorando sus prestaciones en los últimos partidos.

El FC Barcelona de Ernesto Valverde tiene esta temporada 2017-18 una gran cantidad de recursos, tácticos y técnicos, para afrontar cualquier reto y metamorfosear su juego cuando sea necesario. Juego en estático, contragolpe, disparo desde fuera del área, potencial físico, llegadas desde segunda línea, equilibrio en el centro del campo, una defensa de lujo y el mejor portero del mundo. ¿Se puede pedir más?