Quedan cuatro días para que la selección francesa arranque su andadura en el Mundial de Rusia, y cuando se anunció que en la rueda de prensa del martes comparecería Antoine Griezmann, esta vez parecía definitivo. Su futuro sigue en el aire y no ha cambiado tras su aparición, porque el de Macon ha vuelto a responder que no dirá nada al respecto.

"Sé que hay mucha expectación, pero hoy no es el día", ha dejado claro antes incluso de empezar el turno de preguntas, con una sonrisa en la cara del que sabe que juega con ventaja. El galo ha preferido tomarse con humor los imprevistos que han ocurrido a lo largo de la reunión, en la que había muchos periodistas desplazados desde España.

Ni siquiera cuando algunos le han insistido sobre el FC Barcelona y el Atlético ha respondido, porque el jefe de prensa ha cortado, enfadado, algunas de las intervenciones. El tema era el combinado 'bleu' y apenas se ha movido del guión, porque en los únicos requicios para dar pistas ha contestado con pocas frases de escasas palabras.

"La decisión está tomada, pero como he dicho, no es el momento ni el lugar para decirlo", ha sido lo más que le han podido sacar, a un futbolista que ha admitido que no está preocupado por el jaleo que hay a su alrededor: "No tengo más presión, estoy tranquilo y centrado en esta Copa del Mundo. Estoy muy feliz y es lo más importante ahora. Hace tres meses que vivo con esto y estoy habituado, ahora hay que pensar en la Copa del Mundo".

Las teorias sobre el futuro de Griezmann, revueltas

El silencio absoluto del protagonista no ha hecho más que dar cuerda a las numerosas teorías sobre el futuro del punta, al que muchos dan, a partes iguales como refuerzo estrella del Barça y el Atlético. Sólo él tiene la respuesta definitiva, y es que a pesar de las filtraciones, las versiones continúan enfrentadas.

Mientras unos afirman que su entorno ya sabe que permanecerá en Madrid, otros aseguran que si dilata tanto su anuncio es porque se mudará al Camp Nou, y no han faltado detalles para sustentar ambas teorías. Los gestos en las redes y las peticiones exageradas a los culés serían un pulso antes de renovar, o el mutismo una estrategia para evitar posibles sanciones antes del 1 de julio, cuando su cláusula bajará y los catalanes podrían abordar su llegada. De momento, todo sigue siendo un misterio.