Las lesiones de Sergi Roberto y André Gomes han vuelto a abrir el debate en las alineaciones del FC Barcelona, y Ernesto Valverde deberá buscar alternativas en un mes de noviembre en el que aún debe recuperar a Andrés Iniesta. Aunque ha vuelto a caerse del once en alguna ocasión, quien tiene muchos números de volver a entrar es Gerard Deulofeu.

Con apenas cuatro centrocampistas sanos y pendientes del estado del capitán, la 4-4-2 elegida por el Txingurri para los encuentros a domicilio estaría completa, y podría dar minutos a algunos futbolistas a los que les ha costado más jugar. El de Riudarenes no se puede contar entre ellos, aunque sí es cierto que ha participado menos de lo esperado.

Cuando todas las miradas le colocaban como el relevo natural de Ousmane Dembélé, el técnico optó por sacarlo del equipo durante algunos partidos hasta lograr que recuperase su mejor versión. Encadenó varios compromisos con grandes sensaciones y después, nuevamente, volvió a desaparecer. En San Mamés se quedó en el banquillo y también en el Georgios Karaiskakis, donde sí entró para sustituir a Sergi Roberto.

Buenos argumentos

Tanto en una formación 4-3-3 como en una 4-4-2, Gerard Deulofeu puede adaptarse a jugar pegado a la banda, un puesto en el que puede ofrecer garantías gracias a su velocidad ofensiva y a su recién incorporado sacrificio defensivo. Sin embargo, la última decisión será del míster, algo que parece haber aceptado a la perfección.

"Mi relación con Valverde es buena, me está dando confianza pero luego me lo tengo que ganar yo. Lo que juegue o deje de jugar está en mis manos, creo. Soy un jugador que quiere jugar todos los partidos, pero sé donde estoy, el mejor equipo del mundo. Hay otros compañeros que también lo hacen bien que pueden jugar en mi sitio, el entrenador lo quiso así y lo acepto", valoró el catalán. Pero lo tiene claro: "Sé que tengo que ser yo para estar aquí muchos años, lo que quiero es triunfar en el Barça".