Hace algunos meses que cumplió un sueño llegando al que considera el equipo de su vida, pero su primeros pasos en el FC Barcelona no están siendo nada fáciles. Ousmane Dembélé ha cambiado de ciudad, de entorno y de exigencias, y las lesiones no han colaborado para nada en hacer más sencilo su proceso de adaptación.

Tanto a nivel futbolístico como también en la vertiente extradeportiva, al francés se le está practicando un 'marcaje al hombre' para guiarlo por el camino correcto, ya que se sospecha que a sus 20 años todavía debe subir un par de peldaños en actitud. Aunque no se pretende agobiar al delantero y se le intenta tender la mano con mucha naturalidad, es cierto que en el club harán todo lo posible porque esté tan cómodo como aplicado.

Gerard Piqué, el apoyo de Ousmane Dembélé

En este sentido, los azulgrana cuentan con la colaboración de Samuel Umtiti y Lucas Digne, que hablan su mismo idioma, le conocen de la selección y son amigos suyos y se han convertido en dos grandes referente para el recién llegado. Ambos llevan un tiempo en la Ciudad Condal y son un ejemplo por su dedicación dentro de los terrenos de juego y su carácter lejos de ellos.

Pero además, en las últimas semanas ha habido otro miembro de la plantilla que se ha acercado al de Vernon, para tratar de ayudarle a integrarse, darle apoyo durante su lesión y ofrecerle su ayuda para lo que necesite. Al tratarse de uno de los veteranos y con experiencia en este tipo de comportamientos, porque él mismo lo ha ido puliendo con los años, Gerard Piqué puede ser otra garantía para Ousmane, que poco a poco va abriéndose más a sus compañeros.

Dembélé debe crecer dentro y fuera del campo

Más allá de un crecimiento sobre el césped del que poco a poco va dejando constancia, de Dembélé se espera que también lo haga fuera, ya que todavía cuesta verle sonreír y relajarse en un ambiente tan intenso como el que rodea al Barça. En ese sentido, el catalán también podrá echarle una mano, porque además de su cercanía y humor, domina la situación como ningún otro.

El objetivo final es que, dejando de lado el precio que se pagó por él, al extremo galo se le reconozca por sus méritos y pueda disfrutar de su participación en uno de los mejores equipos del mundo. Sólo ese será el camino para que deje de vivir un agobio y empiece a entender que el fútbol y el Barça pueden ser clave para su felicidad. Y entonces todo irá rodado.