Por segundo curso consecutivo, el FC Barcelona ha caido en la ronda de cuartos de final de la UEFA Champions League 2016-2017. Y si bien los azulgranas han sido superados por Atlético de Madrid y Juventus de Turín en buena lid en ambas eliminatorias, no se puede decir tampoco que hayan tenido suerte con las actuaciones arbitrales en sendos partidos de vuelta.

En el del curso pasado en el Calderón, el italiano Rizzoli no pitó un claro penalti de Gabi por manos dentro del área en el minuto 89. Una pena máxima que, en caso de haberla anotado el equipo culé, les habría dado la posibilidad de disputar la prórroga. En el duelo de esta estación, el holandés Kuipers apostó por un arbitraje muy británico, dejando seguir muchas jugadas y sin amonestar a los infractores italianos que, en determinados momentos, acabaron por desquiciar a los cracks del Barça.

¿Tiene todo esto algo que ver? ¿Hay algún tipo de unión entre ambos duelos y actuaciones arbitrales? Posiblemente no, pero quizás el hecho de que el Barcelona siga separado de la UEFA desde la final de Berlín de 2015 no ayuda en exceso.

Una sanción e la UEFA que todavía no se entiende

Desde ese momento, en el que la ucraniana Anna Bordiugova le dio por hacer ilegal en Liga de Campeones mostrar banderas independentistas como se había hecho toda la vida, la cosa cambió. Sanción para el Barça, atentando contra la libertad de expresión de todos sus aficionados y, desde entonces, pitadas a cada himno de la Champions que se ha escuchado en el Camp Nou. Por el bien del fútbol esperemos que nada tenga que ver, pero todo parece muy sospechoso desde fuera.