Si hay alguien sobre el terreno de juego del Camp Nou el pasado domingo que menos se mereciese la derrota ante el Valencia ese fue, sin duda alguna, Javier Mascherano. El defensor argentino dio todo un recital sobre el verde de la Ciudad Condal y fue el mejor de los suyos. Ejerciendo de capitán pero sin brazalete, "Masche" contagió entusiasmo a los suyos y se convirtió en una pieza clave en la transición entre defensa y ataque.

Robó balones, los jugó con buen criterio e incluso estuvo a punto de estrenarse como goleador con el FC Barcelona tras peinar un esférico que se colaba en la portería de Diego Alves pero que Neymar tocó y acabó alejando del arco. El "jefecito" se convirtió en el "jefazo" del Barça durante los 90 minutos que duró todo el partido.

Le puso corazón y coraje a cada jugaba en la que aparecía y se implicaba. Tras el primer gol encajado, tanto él como Piqué fueron los encargados de levantar a los suyos con palabras de ánimo y encender a la afición, que arropó al equipo durante todo el encuentro a pesar del resultado. En los últimos minutos de encuentro su actuación valió para que el Barça no se llevase un par más de goles.

Y es que cortó dos acciones en las que primero Paco Alcácer y después Dani Parejo se colaban solos hacia la puerta defendida por Claudio Bravo. La afición supo apreciar todo el esfuerzo dado por el jugador e incluso le mencionaron en algún cántico. El camino llevado por el defensor argentino es el que tiene que servirle al Barça para encontrar la luz al final del túnel.