Dicen que recordar tiempos pasados siempre es bueno. La nostalgia es un sentimiento que aflora en los seres humanos rutinariamente. Y normalmente, salvo un mal recuerdo, nos hace esbozar una sonrisa. En el Camp Nou, los aficionados del FC Barcelona recordarán durante años la sociedad limitada que formaban Xavi e Iniesta.

El de Terrassa y el de Fuentealbilla. El catalán y el manchego. El 6 y el 8. La brújula y la verticalidad. El liderazgo excéntrico y la capitanía silenciosa. Dos jóvenes formados en La Masía que cumplieron su sueño de triunfar en el primer equipo. Y no sólo eso, sino que dejaron su huella en los libros de historia -Iniesta sigue haciéndolo, lógicamente-.

No se entiende el Barça de Guardiola sin ambos. Disfrutar de aquel juego casi de videoconsola fue posible gracias a la conexión de ambos -con la inestimable ayuda de Busquets-. Controlaban el centro del campo de forma abrumadora. Nadie les tosía. Hacían bailar a los rivales.

Y gracias a/con Messi fueron capaces de crear una dinastía irrepetible. Cuando se asociaban los tres el rival olía la tragedia. Sabía a lo que se enfrentaba. Una maquinaria intratable que llegó a jugar de memoria y elevó el fútbol a una obra de arte.

Qué centro del campo

Ha habido grandes jugadores en la medular a lo largo de la historia. Físicos, con talento, con disparo… Se me vienen a la cabeza nombres como Pirlo, Zidane, Lampard o Gerrard. Y los que me dejo, claro. Pero Xavi e Iniesta han sido distintos. Únicos en su especie. Y difícilmente habrá nunca nadie como ellos en su plenitud -con su perfil-.

La cuenta oficial de Twitter de La Liga sacó este martes un precioso vídeo de ambos jugadores y por ello hemos querido rendir este pequeño tributo a dos jugones de poco más de 1,60m.