El deporte es maravilloso. El fútbol, un sentimiento que sólo puede sentirse si se vive en primera persona. La revista mensual del FC Barcelona publica este mes de junio una historia de un padre y un hijo polacos que se desvivieron por poder jugar en la FCBEscola.

Maciej Kublik es el padre de Natan, un niño de 9 años que ha cumplido un sueño: vestir la elástica azulgrana. Y lo ha logrado gracias a su progenitor, que durante seis meses realizó semana a semana el recorrido que separa Zielona Góra de Varsovia, donde se encuentra la escuela azulgrana. Un total de 905 km semanales para que Natan pudiera aprender el estilo culé.

"Si queríamos que Natan aprendiera a jugar a fútbol lo tenía que hacer en la mejor escuela, y esta es la del Barça. No me importó la distancia. Yo quiero lo mejor para mi hijo", cuenta Kublik en la revista del FC Barcelona.

Ahora, Natan y su familia se han trasladado a Varsovia. El Barça le ofreció trabajo a Maciej como asistente en la escuela y su integración ha sido tal que ya es coordinador del centro del Barça en Tarchomin. "Él era educador de niños en riesgo de exclusión social así que considerábamos importante su incorporación al equipo de trabajo", cuenta Enric Daví, director de la FCBEscola de Varsovia.

La internacionalización del club, un hecho evidente

Que el Barça es "més que un club" ya no se pone en duda. Porque su modelo traspasa fronteras. Es un ejemplo para muchos países, ya no sólo por el estilo futbolístico, sino por los valores que se enseña a los más pequeños. Y que dure, porque esa es la mejor imagen que puede tener el club: la identificación.