Cuando todavía no se ha cumplido su primera temporada en el FC Barcelona ya empiezan a surgir las primeras valoraciones de la elección de Ernesto Valverde como nuevo líder del proyecto azulgrana, y aunque la Champions aparece como gran borrón, en general su trayectoria se puede considerar como positiva.

Para el Txingurri ya se han marcado algunas exigencias, como volver a apostar por la Masia y mejorar el rendimiento en Europa, pero hay algunas de sus soluciones que han sido gratamente aceptadas. Entre ellas, el extremeño ha logrado devolver el equilibrio a un equipo que empezaba a sufrir cuando se rompía, y lo ha convertido en un bloque que es muy difícil de superar. Está volviendo a marcar tendencia.

El tridente, una apuesta demasiado exigente

El tridente que tantos años ha marcado la diferencia en el Camp Nou ha vivido este curso una nueva revolución, después de cambios como los del 'falso 9' que aplicó Pep Guardiola, o la presencia de Luis Suárez y Neymar como referencia y extremo en uno mucho más clásico.

El Txingurri ha propuesto una formación que se articula como un 4-4-2 pero ataque se convierte un 4-3-3, con Leo Messi y el propio Suárez como hombres adelantados y un tercero como Philippe Coutinho u Ousmane Dembélé que cierra en banda pero tiene margen para pisar área. Así, ha logrado contener el sufrimiento defensivo de los últimos años, que había costado a los culés tropiezos importantes en sus aspiraciones.

Aunque es una fórmula que todavía está por pulir, es una tendencia que ha tenido mucha acogida en Europa, no sólo porque la practique el Barça, sino porque la alineación de tres atacante es muy exigente como para seguir siendo la apuesta principal. Equipos como el Real Madrid o el Bayern de Múnich también la han ido liquidando, después de unos años en los que estuvo realmente de moda.

El tridente no se elimina por completo

A pesar de todo, la magia del fútbol es que tiene completa liberta de actuación, y hay equipos que se han enfrentado al cambio de ideas reforzando los conceptos de su tridente. Actualmente es difícil concebir un PSG sin los Neymar, Mbappé o Cavani, y Salah, Mané y Firmino ha recuperado la ilusión del Liverpool. Eso sí, ambos conjuntos deben convivir con una importante carencia defensiva, que mientras los galos intentan solventar, los ingleses han convertido en su fortaleza. La revoluciones no sirven para todos.