Si Johan Cruyff siempre será recordado con el número catorce a su espalda, a su vez el número catorce nos hará venir siempre a la cabeza al mito azulgrana. Un hombre siempre pegado a un número pero que al principio portaba otro bien distinto y acabó en el dorsal 14 por superstición. El holandés siempre lucía el dorsal número nueve en sus primeras temporadas en el Ajax hasta que el azar y la fortuna jugaron sus papeles claves en esta historia.

Según explica el periodista Javier Giraldo, en un partido del conjunto holandés el compañero de Johan, Gerrie Muhren no encontraba su camiseta con el dorsal número 7. Ante esto, el Maestro le cedió la suya con el nueve. Tras ello, Cruyff fue a buscar otro dorsal que estuviera libre y se encontró con el famoso número catorce.

El Ajax ganó ese partido ante el PSV con un uno a cero. Por superstición, Johan quiso mantener los mismos dorsales para el encuentro siguiente. Así fueron pasando los encuentros, cuando acabó yendo con la selección holandesa también optó por dicho dorsal para defender los colores de la "orange". Y en el Mundial del 74 sorprendió a todo el mundo del fútbol con dicho número, algo a lo que nadie estaba acostumbrado.

Sin embargo, al aterrizar en Barcelona las cosas fueron diferentes. La normativa imperturbable de la Liga española sólo permitía jugar con los números del 1 al 11. Por tanto, Johan acostumbró a utilizar el nueve en la gran mayoría de partidos, aunque siempre que pudo se "escaqueó" empleando su dorsal favorito. Tanta importancia llegó a tener ese número 14 que el propio Ajax llegó a retirar oficialmente dicho dorsal en 2007 como homenaje al mito blaugrana.