Después de un gran error hay que saber levantarse y volver a luchar, y aunque el FC Barcelona lo está haciendo a lo grande, el doloroso tropiezo en Champions sigue demasiado presente. Sólo el tiempo y una reacción en Europa cerrarán una herida que escuece mucho a los culés, y que ha suscitado varias preguntas viendo las actuaciones recientes.

Las comparaciones son odiosas, pero la final de la Copa del Rey las ha desatado: Jugando así, todo hubiera cambiado en Roma, y lo que apunta a ser un prometedor doblete estaría más cerca de ser otro triplete histórico. La imagen en el Wanda Metropolitano no tuvo nada que ver con el Olímpico, y hubo varias cuestiones que acabaron marcando la diferencia. Estas son a algunas de ellas.

Las diferencias entre la final de la Copa y la debacle en Roma

Actitud

Cuando el colegiado pitó el inicio del encuentro copero, el Barça salió a comerse el mundo, y pilló desprevenido a un Sevilla que no pudo contener la revolución azulgrana. Había mucho interés en agradar y olvidar precisamente el batacazo en Italia, y eso se notó sobre el césped. La mayoría de futbolistas estuvieron ausentes en Roma, con una falta de tensión que fue determinante.

Mentalidad

El planteamiento conservador de los catalanes no apareció por la capital, en la que la propuesta era ofensiva y correspondiente a una final. La ventaja del partido de ida provocó un exceso de confianza en Champions, en el que se dio por hecho que llegaría algún gol que salvara la noche. Y sin buscarlo, estaba claro que no lo hizo.

Intensidad

La pobre imagen de los hombre de Ernesto Valverde en el Olímpico tampoco se vio contra el Sevilla, demostrando que las rotaciones de los últimos días han mejorado algo el maltrecho estado físico de la plantilla. El Txingurri pecó en el peor momento de abandonar su ideas iniciales, y la falta de frescura se reflejó en aspectos tan importantes como la presión, una seña clave e indispensable para el éxito de este equipo.

Coutinho

El rendimiento de Philippe Coutinho le hace merecedor de ser considerado una diferencia vital, puesto que ha dejado ver que en Europa hubiera sido más que necesario. Sus soluciones ofensivas hubieran sido claves para un duelo ajustado, apoyando a los creadores que no aparecieron y añadiendo un hambre que faltó para plantarse en semifinales.