Ousmane Dembélé es, sin lugar a dudas, una de las grandes sorpresas de la presente temporada en el FC Barcelona. El extremo francés llegó al Camp Nou en verano de 2017 pero no destacó especialmente, siendo un suplente habitual para Ernesto Valverde y quedando por detrás de jugadores como Paulinho o Aleix Vidal.

Tampoco en el Mundial de Rusia consiguió ganarse un puesto en la selección francesa, por lo que se presagiaba otra temporada gris del segundo fichaje más caro de la historia del FC Barcelona. Pero afortunadamente, todo cambió. Aunque con algunos actos de indisciplina de por medio, Dembélé comenzó a brillar con luz propia gracias a su velocidad y a su olfato goleador.

Con un rendimiento totalmente de menos a más, el 'mosquito' se ganó la confianza del Txingurri hasta convertirse en titular indiscutible en la banda izquierda, formando un 'tridente' de ataque letal junto a Leo Messi y Luis Suárez. Solamente se le puede poner un 'pero' a la temporada de Dembélé: su mala suerte con las lesiones.

Cuando juega, el galo demuestra que su talento será fundamental de cara a las próximas temporadas. El problema es que sus problemas físicos no le están permitiendo tener continuidad, por lo que se queda sin jugar cada dos por tres. En un año y medio, el crack del FC Barcelona ya se ha lesionado en un total de cinco ocasiones.

Las lesiones de Dembélé

Todo empezó en septiembre de 2017, cuando el francés se rompió el tendón del bíceps femoral del muslo izquierdo jugando contra el Getafe. Desde esa grave lesión, ha sufrido algunas más: rotura fibrilar en el semitendinoso del muslo izquierdo en enero de 2018, esguince en el tobillo derecho en mayo del mismo año y un esguince en el tobillo izquierdo en enero de este 2019.

El nuevo capítulo llegó el pasado fin de semana contra el Rayo Vallecano, con una elongación en los isquios que probablemente le deje fuera del crucial encuentro de octavos de final de la Champions League contra el Olympique de Lyon. Los servicios médicos y los dietistas deberán encontrar una solución para poner freno a la plaga de lesiones de un jugador que empieza a ser imprescindible.