Después del naufragio del FC Barcelona ante el Sevilla la semana pasada, muchos acusaron a Gerard Piqué de insinuar que la Copa del Rey no era importante. "Si le damos la vuelta bien, si no otro año será", dijo, agregando, sobre las rotaciones que había empleado Ernesto Valverde, que "son demasiados partidos para los jugadores".

Parece que Gerard Piqué y el resto de los 'pesos pesados' se picaron por los chascarrillos y las críticas procedentes de la capital y quisieron tomarse como una cuestión de orgullo el hecho de remontar y darle una alegría a la afición barcelonista. El central catalán acabó dando una lección: estuvo imperial, sobresaliente en todos los aspectos.

El defensa catalán realizó un partido majestuoso a la altura de sus mejores actuaciones. Ni siquiera el hecho de cometer penalti sobre Roque Mesa pudo emborronar su gran actuación en la que hizo absolutamente de todo: estuvo atento al corte y las correcciones, acertado en la colocación y dando una salida de balón muy limpia.

Incluso el defensa culé rozó el gol en más de una ocasión. Parece que ayer tenía algo que decirle a Lucas Vázquez y a todos los que hablaron de sus palabras tras el partido de ida. La diferencia fundamental es que ayer Piqué habló alto y claro, pero sobre el campo. 

Según datos de Opta, Piqué fue el jugador del FC Barcelona que más balones recuperó con hasta 12, además de aportar en la construcción del juego y de ser una amenaza aérea en las jugadas de estrategia del conjunto de Ernesto Valverde. A partir de ahora, pocos se atreverán a decir que no se toma en serio la Copa del Rey.

Piqué, un líder nato

Gerard Piqué es uno de los grandes líderes del FC Barcelona y lo demuestra sobre el terreno de juego y fuera. El defensa culé siempre da la cara en las victorias y en las derrotas, además de vaciarse siempre sobre el terreno de juego. A sus 31 años, combina talento con veteranía, por lo que es una pieza clave para Ernesto Valverde, al que pocas veces se le ve dándole descanso.