Después de la rueda de prensa de este viernes, ya es un hecho: Tras 22 años de éxitos, a Andrés Iniesta le quedan cinco partidos con el FC Barcelona. El de Fuentealbilla admitió haberlo meditado mucho, pero aunque han pasado unos meses desde que empezaron a entrarle las dudas, no ha habido oportunidad para convencerle. Finalmente ha ganado el adiós.

Su despedida fue un acto emotivo, como prácticamente todos los finales, pero en su caso tenía aún más fuerza. Sólo había que mirar a esa sala abarrotada hasta los topes, con amigos, conocidos, compañeros, periodistas... Nadie se lo quería perder, porque su marcha son palabras mayores.

Pero si hubo un hecho diferencial, fue la reacción masiva de sus rivales. En un gesto de unión como se han visto pocos, también fueron muchos los adversarios que dedicaron bonitas palabras al centrocampista manchego, aunque sus caminos se hubieran cruzado fugazmente. Por semejante ídolo, valía la pena.

Ramos, Boateng o Draxler, rendidos a Iniesta

Uno de los que lo anticipó tras un partido del Real Madrid fue Sergio Ramos, al que se le pueden reprochar muchas cosas pero no la consideración que tiene de Iniesta. El central sevillano fue muy claro al valorar la falta de los Balones de Oro, y no se cortó apuntando que "si Andrés se llamase Andresinho, tendría dos".

Igual de breve fue Jerome Boateng en su comentario, pero el alemán acertó con todas las palabras. "El final de una era. Buena suerte en tu viaje. Uno de los más grandes", le escribió a través de las redes sociales, acompañando a una fotografía de un enfrentamiento de Champions entre ambos.

Más explícito fue Julian Draxler en su recuerdo, vistiendo ni más ni menos que una camiseta de la selección con el nombre y el dorsal del azulgrana. "¡Desde hace tiempo, unos de mis favoritos!", mencionó el de Gladbeck en cuatro idiomas, para que todos le entendieran. Andrés Iniesta ha traspasado las fronteras del deporte, y es una referencia mundial.