La metamorfósis de Ousmane Dembélé en la presente temporada es una bendición para el FC Barcelona, que empieza a ver en el francés ese extremo letal que debe hacer olvidar a Neymar en los próximos años. Al galo todavía le falta rodaje en el equipo culé, pero su mejoría es tan evidente que ya se ha consagrado como titular y como hombre decisivo.

Los números del francés evidencian lo mencionado: ha marcado dos goles en tres partidos, pero los dos han sido fundamentales. Uno de ellos sirvió para dar un título -la Supercopa de España frente al Sevilla- y el otro para ganar tres puntos de oro en uno de esos partidos en los que no ganas LaLiga pero sí puedes perderla.

En una entrevista veraniega para los medios oficiales del FC Barcelona, Ernesto Valverde habló sobre el jugador francés elogiando sus "posibilidades extraordinarias", pero también le recordó que debía mejorar en ciertos aspectos del juego. El Txingurri mencionó la "concentración defensiva" y "una mentalidad más determinante a la hora de acabar las jugadas".

Parece que Dembélé tomó buena nota de ello, y la muestra no solamente es su gran rendimiento, sino que Valverde ha pasado de considerarle un revulsivo para segundos tiempos -durante la temporada pasada llegó a estar por detrás de Aleix Vidal- a un jugador habitual en los onces titulares del FC Barcelona.

Salto de calidad de Dembélé

Lo cierto es que Dembélé, prescindiendo de hacer la guerra por su cuenta como parecía intentar la temporada pasada, ahora está centrado en ser útil para el equipo. El francés se asocia más con sus compañeros, atiende más tareas defensivas y es más descarado a la hora de encarar y de probar el disparo.

Es cierto que ha perdido 63 balones hasta ahora, pero ha tirado 10 veces a puerta y ha marcado dos tantos, algo que prueba que es mucho más descarado que la pasada temporada. Además, se ve favorecido por el hecho de ser ambidiestro y de poder actuar indistintamente por las dos bandas sin bajar el nivel.