El Barça logró un trabajado triunfo contra la Real Sociedad en Anoeta después de empezar perdiendo por un gol de Aritz Elustondo en el primer tiempo. Los azulgranas se sobrepusieron y ya con Sergio Busquets y Philippe Coutinho sobre el campo remontaron gracias a los goles de Ousmane Dembélé y Luis Suárez.

El partido hay que mirarlo con perspectiva: se volvió a ganar, pero no se jugó bien. La Real Sociedad tuvo muchas ocasiones para sentenciar el partido cuando iba ganando, incluyendo dos mano a mano con Marc-André ter Stegen. Cuando el portero es el mejor de tu equipo, algo no estás haciendo bien.

La producción ofensiva del equipo también fue escasa: los dos goles tuvieron que llegar a balón parado y tras errores colosales de Gerónimo Rulli, que no fue capaz de despejar con un mínimo acierto. Si el argentino dio la vida a un Barça que no era capaz por si solo de generar ocasiones de peligro en el área donostiarra.

El fondo de armario del Barça, suspendido

Mal también por los jugadores que entraron en las rotaciones, empezando por Nelson Semedo. Al portugués le pasó lo mismo que contra el Deportivo Alavés: a Ernesto Valverde se le agotó la paciencia con él y tuvo que cambiarlo por Philippe Coutinho. No es para menos, ya que el luso no aprovechó el carril ofensivo que le dejaba la Real Sociedad.

El caso de Rafinha no es muy distinto. Tras hacer una pretemporada colosal, parece que en las competiciones oficiales ha vuelto a su versión más gris. Ante la Real Sociedad tenía la oportunidad de reivindicarse y decir: "¡Aquí estoy yo!". Pero no ocurrió. El hispano-brasileño apenas participó en el juego y echó por tierra su titularidad.

De este modo, parece que, pese a lso fichajes, todo va como la temporada pasada: el fondo de armario no llega para cubrir las rotaciones que pretende hacer Valverde. Ayer el Txingurri tuvo que poner en el campo a Sergio Busquets y a Philippe Coutinho de urgencia y le salió bien por pocos minutos. El Barça tiene mucho que mejorar si quiere aspirar a todo.