Tajante, agresivo, directo, altivo. Conciliador, tranquilo, impertérrito. La adrenalina contra la persuasión. Ese punto de macarra ante un rostro casi impasible. El día y la noche.

La primera rueda de prensa de Ernesto Valverde como entrenador azulgrana ha deparado ya bastantes diferencias con las que dio en su día Luis Enrique. El asturiano mostró un mensaje cargado de ambición y máxima ilusión. El vasco, de carácter más reservado, fue más conservador y no quiso dejar grandes titulares.

Quizás porque acaba de aterrizar, seguramente consciente de cómo se iban a analizar sus palabras. La realidad es que Valverde se mostró muy comedido a lo largo de su comparecencia. A pesar de no eludir ningún tema no quiso mojarse en absolutamente nada.

De las respuestas desafiantes a las contestaciones alargadas pero indefinidas. Valverde tiene un savoir faire distinto a Lucho. Ni peor ni mejor. Mientras a Luis Enrique era fácil encontrarle las cosquillas, aunque huía de cualquier tipo de polémica arbitral o morbosa, a Valverde no se le recuerdan salidas de tono a lo largo de su trayectoria. Intentar exprimir un zumo de naranja sería sinónimo de no apurar hasta el final. Pero es su tono, y no es reprochable ni mucho menos.

Más del estilo Guardiola

Quizás Valverde tiene más un estilo parecido de Guardiola. Reposado, con un punto de humor vasco que imaginamos irá explotando más cuando coja confiaba. Pero con mucha honestidad y sensatez.

Si algo se puede decir de Valverde hasta ahora es eso, la sensación que transmite de humildad a la par que ilusión. Que no la pierda y suerte para lo que viene. La necesitará.