A veces la oportunidades surgen cuando menos se esperan, y Paulinho tuvo claro que un tren como el del FC Barcelona no se podía dejar pasar. Hubo que esperar algunos meses para cerrar su salida del Guangzhou, pero sólo han bastado unos partidos para entender que la suya ha sido una incorporación acertada.

Y no sólo en lo referente a lo futbolístico, sino que en lo relativo a la adaptación, el brasileño también ha encajado muy rápido, a pesar de que todavía no asimila la dimensión de su actual equipo: "El Barcelona es realmente más que un club, es una cultura, aún no sé cómo explicarlo, necesitas entender de verdad el ADN del Barça para jugar de verdad allí".

"Siempre soñé con este momento, es algo que quería mucho y que, afortunadamente, acabó sucediendo", sigue señalando a día de hoy, sin olvidar todo lo que debe al Guangzhou y a Felipe Scolari. No se arrepiente para nada de su paso por China, y recuerda como el técnico "me entendió y me ayudó, estoy muy agradecido por todo lo que hizo por mí en estos últimos años".

Horizonte de títulos

Justo en el año de su llegada al Camp Nou, Paulinho puede vivir una temporada para el recuerdo, siendo importante en un FC Barcelona que aspira a todos los títulos y con un Mundial el próximo verano al que también llegará con una de las selecciones favoritas. "Tenemos que creer y luchar como si fuese el último partido de nuestras vidas, nos estamos preparando bien y tenemos confianza en hacer un gran torneo, pero para ganar siempre se tiene que creer en uno mismo y no parar de luchar", explica.

Además, su nuevo seleccionador, Tite, también es una de las figuras claves en su 'resurrección', puesto que ha captado a la perfección las características que le hacen un gran jugador: "Siempre fui un volante de infiltración, de pisar el área contraria y de participar bien en las acciones ofensivas. Con Tite siempre tuve efectividad, me orienta y me pide que use bien mis atributos ofensivos".