El FC Barcelona​ cosechó en el Ciutat de València contra el Levante la tercera derrota de la temporada fuera de casa. Los azulgranas volvieron a mostrar su peor cara y lo peor de todo es que, sea cual sea el resultado, es habitual ver a los de Ernesto Valverde en apuros cuando viajan lejos del Camp Nou. Demasiados problemas a los que hay que poner solución.

Desconexiones por momentos

Este sábado, el Levante consiguió marcar tres goles en siete minutos, algo que no solamente sirvió para que los 'granotas' remontasen el partido, sino para dejar a los culés dos goles por debajo y con una gran montaña por escalar y buscar el empate. Los culés no estaban haciendo un partido brillante, pero no sufrieron demasiado hasta que no llegó la tremenda desconexión que costó los tres puntos.

No es la primera vez que pasa este curso. Contra el Granada, los azulgranas entraron sin tensión al partido y encajaron el primer gol sin haberse cumplido el primer minuto de juego. Hubo situaciones muy parecidas en los dos partidos a domicilio de Champions League, donde el Slavia y el Borussia se podrían haber llevado al partido debido a numerosas ocasiones generadas en poco tiempo. La tensión hay que mantenerla los 90 minutos y los despistes se pagan caros.

La defensa hace aguas

El Barça debe afinar mucho más en defensa porque, últimamente, recibe muchas ocasiones de gol. Naturalmente, este problema no es exclusivamente de la zaga o de los errores individuales, sino en ocasiones de la presión descordinada del resto de líneas del equipo. Marc-André ter Stegen no lo parará todo siempre y hay que empezar a maniobrar para que el equipo vuelva a la solidez del primer año de Valverde.

Sin ideas para superar la presión rival

Ver un partido del Barça como local y otro como visitante no tiene absolutamente nada que ver, parecen dos equipos distintos. En el Camp Nou, caen ocasiones muy fácilmente, pero a domicilio... cuesta un mundo llegar con claridad a la portería contraria. A los culés se les apaga la luz a la mínima que se encuentran con un equipo mínimamente agresivo en la presión o ordenado atrás. 

Paso adelante de las individualidades

A día de hoy, cuando se juega fuera de casa, parece que solamente Leo Messi o Luis Suárez puedan decidir los partidos con algún chispazo. Antoine Griezmann sigue inoperante, mientras que Ousmane Dembélé naufraga entre lesiones, sanciones, indisciplinas y neuras de Valverde. Los dos franceses tienen estatus y calidad para parar un tren y ahora les toca hacer los deberes.