Si bien Piqué continúa vigente como jugador, sus 35 años ya han llevado al FC Barcelona a pensar en un fichaje que pueda servir como recambio generacional para el zaguero. Su cuerpo ya ha comenzado a acusar señales de desgaste, derivando en varias lesiones a lo largo de la temporada que le alejaron de varios compromisos durante sus períodos de recuperación.

Su presencia en el campo ha sido clave para el Barça de Xavi. Sin embargo, tanto la directiva como el cuerpo técnico consideran que su margen de mejora podría no ser muy elevado. Durante la campaña 2021-22, Piqué se ha perdido un total de 10 compromisos durante los cuales la tasa de goles encajados por partido fue de 1,8; con él en el campo, esta cifra caía a 0,7.

Pero sus problemas físicos se han agravado desde la aparición de una tendinopatía en el aductor. Asimismo, sus obligaciones como empresario al frente de Kosmos y de la organización de la Copa Davis y su trabajo con el Andorra podrían restarle tiempo para mantenerse al máximo nivel. Aun así podría terminar entrando en la lista de Luis Enrique para la Copa del Mundo.

Incertidumbre con Piqué

Piqué tiene contrato con el Barcelona hasta junio de 2024 y cuenta con uno de los salarios más altos de la plantilla, lo que podría acarrear complicaciones al momento de inscribir jugadores en LaLiga ante el poco margen salarial con el que contaría el Barcelona. Además, no se espera un nuevo recorte salarial por parte del jugador, toda vez que ya ha habido uno en la temporada pasada.

El defensor tampoco ha dado seguridad sobre su futuro en el equipo azulgrana. Por ello, y también contemplando la posibilidad de nuevas complicaciones físicas, el club requiere los servicios de un defensor que pueda servir de recambio tanto en las últimas temporadas de Piqué como culé como una vez que abandone definitivamente el fútbol profesional para dedicarse a los negocios.