Luis Suárez volvió a mostrarse incómodo sobre el terreno de juego este pasado domingo contra la UD Las Palmas. Tenía excusa teniendo en cuenta que la mayoría de jugadores del Barça no tenía la mente puesta al cien por cien en el partido, debido al contexto de pánico e injusticia que se estaba viviendo durante la jornada en tierras catalanas.

Sin embargo, la realidad a día de hoy es que pasan las semanas y Luis Suárez sigue encadenando malos encuentros, sin aprovechar las oportunidades de gol que antes sí anotaba. Nadie duda en el barcelonismo de que regresará tarde o temprano y se adaptará a lo que le pide Ernesto Valverde, pero lo cierto es que le está costando horrores marcar con fluidez.

Frente a la UD Las Palmas, dispuso de un mano a mano con el guardameta en el que intentó regatearle cuando podría haber chutado ajustando el balón a un palo, al tener toda la portería para él. Al ver que el regate no le había salido del todo bien, se dejó caer y acabó convirtiendo una clara ocasión de gol en una tarjeta amarilla perjudicial tanto para él como para el Barça.

La finalización, el problema que tiene Suárez

Tampoco estuvo preciso en los disparos, aunque sí a la hora de asistir a Leo Messi en el tercer y definitivo gol que selló el encuentro. Así, no puede decirse que Luis Suárez no esté participando en la confección de los goles del FC Barcelona.

El problema es la finalización, que se le está resistiendo horrores al charrúa desde que regresó de la lesión que sufrió hace aproximadamente un mes. Después de este parón de selecciones, es posible que llegue ya oxigenado física y mentalmente para rendir lo mejor posible con la camiseta azulgrana. Pese al gran estado de forma del equipo en líneas generales... El Barça le necesita al máximo.