El derbi de Tel Aviv (Israel) entre el Hapoel y el Maccabi tuvo que ser suspendido antes de llegar al descanso, con 1-1 en el marcador, por una sucesión de hechos violentos. Un aficionado atacó a un jugador visitante y, en pocos minutos, se montó una batalla campal

El primer incidente llegó cuando un aficionado del Hapoel saltó al campo y agredió al futbolista visitante Eran Zahavi, ex jugador del equipo que fue fichado por el máximo rival. Zahavi se volvió ante las repetidas agresiones y comenzaron las hostilidades.

El hecho de que el árbitro decidiera expulsar Zahavi, lejos de calmar el ambiente, provocó el efecto contrario. El jugador del Maccabi en un principio no quiso dejar el campo y el director deportivo, Jordi Cruyff, estuvo a punto de ordenar a sus jugadores abandonar el partido.

El juego se reanudó, pero al cabo de un minuto se tuvo que volver a detener porque entonces fueron los seguidores del Maccabi los que invadieron el césped del estadio Bloomfield para ir a buscar a los aficionados del Hapoel, con los consiguientes enfrentamientos con las fuerzas del orden. El juego fue parado definitivamente.