El diario "Sport" trajo este sábado a su portada digital la negativa del Paris Saint-Germain a deshacerse de su defensor Marquinhos. Según el citado medio, fuentes del conjunto galo habrían afirmado que el PSG no está dispuesto a negociar una salida del zaguero a la Ciudad Condal. Parece ser que, tanto el presidente del equipo como el entrenador no están por la labor de reforzar a un rival de Champions como son los culés.

Es por ello que tanto Nasser Al-Khelaifi como Laurent Blanc no quieren dejar, ni en broma, salir al joven defensa que, por otro lado, ha dejado muestras de que no es feliz en la capital de Francia. Marquinhos quiere salir ya que no tiene todos los minutos que le gustaría para poder explotar su nivel y la oferta del FC Barcelona le atrae mucho.

Esto hace que al FC Barcelona se le siga complicando, y mucha, el encontrar un defensor central que cumpla con todos los requisitos que busca la secretaría técnica. Desde el clbu saben que meterse en una guerra ante el PSG es demasiado arriesgado y deberán buscar una segunda opción, como le pasó hace dos temporadas a Zubizarreta, que acabó trayendo a un Thomas Vermaelen cuyo rendimiento no ha sido inmediato, ni mucho menos.

Y es que el jarro de agua fría para la entidad culé llegó después de que según se pudo saber, a través del portal "goal.com", Marquinhos ya le habría dado el "sí, quiero" al equipo catalán y habría aceptado pasar a cobrar 4,5 millones de euros al año. Ese entusiasmo de Marquinhos por querer llegar a la capital de Catalunya es el clavo ardiendo al que todavía se cogen desde la entidad, aunque no son muy positivos.

La segunda opción, Aymeric Laporte, es toda una incógnita después de su reciente lesión y por el que se deberían de abonar los 50 millones de euros íntegros de su cláusula de rescisión. Los informes que se tienen son muy buenos pero en las dos últimas temporadas su rendimiento ha decrecido. Stones, por su parte, gusta mucho a toda la secretaría pero su precio desorbitado, el Everton podría llegar a pedir más de 70 millones de euros, es el gran hándicap.

Es por ello que Robert Fernández ha vuelto a la casilla de salida y deberá enfrentarse, en los meses que viene, ante la disyuntiva de gastarse casi la totalidad del presupuesto de fichajes para hacerse con un central de garantías, comprometiendo los refuerzos de otras demarcaciones, o arriesgarse nuevamente (como pasó con Vermaelen) por un defensor de menos precio pero que pueda cumplir las labores demandadas.

Y ya, quizás, olvidarse de Marquinhos pues las informaciones apuntan a que Al-Khelaifi "no lo venderá nunca" y menos al equipo azulgrana, al cual ven el rival más potente de toda la ansiada Champions League. Ya, según "Sport", la entidad parisina habría rechazado 45 millones del Barça por el defensor. Algo que hizo subir la puja a 50 "kilos" pero que, parece, también serán rechazados.