No es ningún secreto que, de haber aterrizado Philippe Coutinho en el FC Barcelona durante las últimas horas del mercado de fichajes, los minutos de Andrés Iniesta se habrían recortado ostensiblemente esta temporada 2017-18, hasta el punto de peligrar la participación del capitán azulgrana en los partidos de cierta exigencia al estar el brasileño, y también Sergi Roberto y Rakitic, por delante de él.

Ernesto Valverde guarda un respeto enorme por Andrés Iniesta, como todo el barcelonismo, pero la pasada campaña el de Fuentealbilla ya dio muestras de declive futbolístico y, a día de hoy, no ha remontado el vuelo. Es probable que con el paso de las semanas vuelva a maravillar a la afición azulgrana con chispazos únicos de calidad, pero será complicado que mantenga la regularidad a un alto nivel de juego.

Es por ello que la nula llegada de Philippe Coutinho le ha acabado beneficiando, dado que si hubiese aterrizado el centrocampista brasileño otro gallo cantaría. A día de hoy, Andrés Iniesta está en el Barça para cumplir una función semejante a la de Xavi Hernández durante su última temporada en el equipo. Salir desde el banquillo como revulsivo, o bien jugar de titular en partidos concretos.

La experiencia de Iniesta, clave en el Barça

Poco más hay que exigir a un jugador que, a sus 34 años, lo ha dado todo y más en el FC Barcelona, convirtiéndose en una auténtica leyenda y siendo protagonista de la mejor época del club en cuanto a títulos y juego se refiere.

A partir de ahora, todo lo que pueda ofrecer será un plus extra para un equipo que, con una media de 27 años, combina experiencia con talento y mucha ilusión. Andrés Iniesta, con su característico carácter analítico y humilde, será capaz de transmitir a la nueva generación azulgrana de 'cracks', tanto sobre el césped como en el banquillo, que en el Barça sólo se ganan títulos si se suda la camiseta. Y así será.