Hay veces que tenemos la concepción de que los jugadores determinantes en un equipo son los que marcan muchos goles, los que dan muchas asistencias o los que son capaces de decidir el partido con una jugada majestuosa. Sin embargo, el FC Barcelona conoce de primera mano que eso no siempre es así y que hay otros perfiles que pueden ayudar.

El precedente más exagerado de la historia del club azulgrana lo encontramos en 2004. Durante los primeros meses de temporada y pese a la llegada de Ronaldinho Gaucho, el equipo entonces dirigido por Frank Rijkaard no levantaba cabeza. La poca consistencia en la medular y la falta de gol condenaron al equipo a buscar soluciones en el mercado de invierno.

En aquel momento, la prensa y la afición esperaban la llegada de un delantero goleador para paliar los problemas del equipo y mejorar las prestaciones, pero la decisión de la secretaría técnica encabezada por Txiki Beguirinstain iba por un camino muy distinto: ficharon a Edgar Davids, un centrocampista de 31 años que distaba mucho de ser la megaestrella que esperaba el barcelonismo.

No obstante, desde la llegada del mediocentro holandés, el equipo resurgió de sus cenizas y empezó a ganar partidos para acabar la liga en segundo lugar, quedándose muy cerca de ganarla. Davids resultó clave en el cambio: se convirtió en el 'perro de presa' del equipo, un jugador capaz de lanzar la presión al rival para recuperar balones aportando garra y dando solidez al equipo.

Kanté haría de Davids

Viendo lo sucedido en Roma, no es de extrañar que el Barça pretenda optar por fichar a N'Golo Kanté, un jugador de perfil parecido al de Davids. Tal vez menos técnico que el holandés, pero con una habilidad incluso superior en la recuperación. El francés ha demostrado, tanto en el Chelsea como en la selección francesa, que es un héroe a la sombra.

Si miramos la plantilla del FC Barcelona, es muy complicado mejorar lo que se tiene en términos de calidad técnica: Leo Messi, Luis Suárez, Philippe Coutinho, Ivan Rakitic... Tal vez haya llegado el momento de apostar por un jugador que les guarde las espaldas, que no se canse de recorrer kilómetros y que recupere balones gracias a sus pulmones privilegiados. Y en eso, no lo duden, Kanté es el mejor del mundo.