La planificación de altas y bajas del FC Barcelona se gestiona por separado, pero es habitual que en algunos casos, ambas secciones puedan tocarse. Este es el caso del último movimiento de los azulgrana en el mercado de fichajes, que obligará a dar salida a dos futbolistas para cumplir, una vez más, con la normativa relativa a los jugadores extracomunitarios.

Un aspecto que pasó algo desapercibido en la incorporación de Arthuro Vidal es que el chileno ocupará una de las tres plazas reservadas en la plantilla, un hecho que ha supuesto algunos ajustes a lo largo del verano. Finalmente, se ha solucionado el inconveniente sin demasiados sobresaltos, y no ha habido que mover una hoja de ruta que se ha encargado de respetar Éric Abidal con sus elecciones.

Los que sí se moveran, sin embargo, son Yerry Mina y Marlon Santos, que han visto como se agotan sus opciones de ganarse un sitio en el vestuario culé. El colombiano y el brasileño se han quedado sin sitio, y pese a que ya negociaban su salida -ambos podrían acabar en Inglaterra-, ahora está confirmado que al acabar el verano estarán lejos de la Ciudad Condal, todavía sin hacer oficial si cedidos o traspasados y a la espera de comprobar si habrá opción de recompra en sus contratos.

Los extracomunitarios elegidos para el Barça 2018-19 serán el propio Vidal, Arthur y Malcom, cuyo puestos tienen prioridad por delante de los centrales, bien cubiertos con la llegada de Clément Lenglet y la presencia de un Thomas Vermaelen que apurará su contrato en el Camp Nou. Philippe Coutinho, que hace unos meses también contaba como foráneo, ha presentado ya la documentación en LaLiga, porque aunque no tiene el pasaporte portugués lo obtendrá en breve, lo que libera su puesto.

Vermaelen quedará confirmado como cuarto central

Este 'puzzle' en el vestuario también aparcaría las dudas sobre Vermaelen, de quien se había rumoreado que todavía no estaba clara su continuidad. La revalorización del belga y la presencia de demasiados zagueros zurdos habría empujado a la directiva a plantear su venta, algo a lo que Ernesto Valverde se habría negado. Ahora, con la garantía de su pasaporte europeo, tendría aún más sentido su permanencia.

En el caso de buscar más incorporaciones de fuera de las fronteras del viejo continente, el Barça tendrá que esperar, porque necesitará como mínimo dos años para que sus brasileños puedan reclamar la documentación española y el mismo periodo para el chileno, aunque con su edad y su contrato parece menos probable que se opte por esta vía, ya que tendría menos recorrido que sus dos compañeros.